Todo pasado fue mejor
La nostalgia es negación. Ésta la tesis que la película termina confirmando.
A veces se niega el presente para no enfrentar lo que está sucediendo. De eso se trata Midnight in París (Medianoche en París) de Woody Allen (2011).
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Mientras está de viaje en París con la familia de su prometida, un guionista nostálgico se encuentra misteriosamente regresando a la década de 1920 todos los días a la medianoche.
Si hay algo que nos sucede a menudo y a casi todos los seres humanos es que la realidad que vivimos no nos satisface y nos gustaría que fuera diferente. El cine muchas veces explora esa sensación y el resultado es que la realidad quizá no está tan mal y está bien como está.
Midnight in Paris también lo explora a través de un personaje que romantiza el pasado, un pasado de grandes escritores y una amplia producción artística en comparación con un presente de insatisfacción en el que vive una vida que no lo hace feliz, en una ciudad que no adora con una mujer que cree que ama.
La nostalgia es negación. Ésta la tesis que la película termina confirmando.
Gil es un escritor estadounidense que está intentando escribir su primera novela. Tiene muchas dudas y no se la quiere mostrar a nadie. Vive añorando una ciudad en la que no vive y que lamenta haber dejado la última vez que la visitó. Ahora está de nuevo allí con su prometida, y sus suegros, por unos días. Él quiere caminar las calles, incluso bajo lluvia, y recorrer la ciudad. Inez, la mujer que pronto será su esposa (Rachel McAdams) prefiere no mojarse, ir de compras y hacer turismo. Al igual que sus padres, visita los lugares muchas veces quejándose de todo lo que no es estadounidense. Prefieren el vino de Napa Valley en vez del francés, y así con todo.
Allen enfatiza su mirada crítica sobre el turismo norteamericano: ignorantes que compran cosas a altos precios, cualquiera que sabe un poco más les llama la atención y todo lo comparan con su país considerándolo peor que lo propio.
A Gil (Owen Wilson), su protagonista, lo pone en las antípodas. Compra discos de vinilo de música de los 20 o libros en la feria callejera. Así empiezan a dar a luz motivos que se convierten en chispas entre los dos. Una pregunta asoma: ¿por qué están juntos? Parecen no tener nada en común. Ni siquiera Gil, cuando le preguntan, puede responder esta pregunta con una respuesta segura sin dudas.
Su nostalgia, ahora más despierta que nunca por estar en la ciudad parisina, lo lleva a conectar con el lugar de una forma totalmente diferente.
Nostalgia: Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida.
Parte de su melancolía y romanticismo por París, es el admirar los años 20, una época de grandes escritores y artistas; París estaba consagrada cuna del arte.
A modo de metáfora, Allen se vale de la fantasía para adentrarnos en la melancolía de Gil: transportarnos junto con él a ese mundo mejor. Se encuentra con sus queridos escritores, les permite leer su novela, conoce a una chica de la que se enamora.
Al comienzo no sabemos si es producto de su estado de embriaguez y solo fue un sueño; o si fue efectivamente real. Hasta que vuelve a suceder.
En esta distancia temporal - no física porque siguen en la misma ciudad - también se acentúan otras distancias. Conforme pasan las noches y él sale a caminar (eso le dice a Inez que hace a medianoche, porque ella no acepta que le cuente la verdad), las chispas entre los dos son más frecuentes y más encendidas, cada vez se entienden menos. A la vez, Inez cada vez pasa mayor tiempo con un amigo del pasado, un intelectual pedante que parece dar clase de todo todo el tiempo.
En sus viajes al pasado, ciertas conversaciones son las mismas que en el presente. Él no es el único que sufre de esta condición de Golden age thinking, traducido al español como Pensamiento de la Edad de Oro. Pensar que todo pasado anterior fue una era mejor. También los que para él viven en la mejor época de la historia, quisieran vivir en otra época: la Belle Époque; y los de la Belle Epoque en el Renacimiento, y así.
Porque hay algo que trasciende las épocas y es la condición del ser humano de querer evadir o negar la realidad. Porque cuando ésta no satisface, se sueña, añora, o se transporta, a una que se considera mejor.
Woody Allen a través de este viaje en el tiempo nos está hablando de uno de los temas más humanos que existen: la melancolía por lo que no se está viviendo. Por lo que quisiéramos tener y no tenemos. Y así como Gil, él usa el cine para cumplir su sueño de retratar un mundo que le produce más satisfacciones que la realidad.
No es casualidad que lo haga con una ciudad tan artística y que la película incluya una y otra referencia a la pintura, a la escritura, a la escultura, etc.
Al hacer estas inclusiones, la película camina sobre el filo entre el esnobismo y contar esta historia. Porque son dos las películas (o quizá más) que se ven si el espectador conoce esas tantas referencias que se mencionan y cada uno de los artistas que son recuperados del pasado, y otra es si no. No por casualidad allí aparecen Rodin, Picasso, Fitzgerald, Gertrude Stein, y todos los demás. Y una de las sensaciones es que si no se conocen, una porción de película queda en el camino.
Otra sensación es la que produce el romanticismo, porque si bien nos gustaría seguir negando y pensando que hubo otros tiempos mejores o viviendo en la melancolía de lo que pudo haber sido, el presente es el presente y hemos de vivir en nuestra propia realidad.
Midnight in Paris fue la función de apertura del Festival de Cine de Cannes en 2011. Al momento es la película más popular de Woody Allen.
Está disponible en Netflix y en MAX.
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Lu Moreira
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